SIN MAS
Estaba creando el artículo anterior y me distrajeron los trinos de los pájaros.
Miré por la ventana y allí estaban dos gorriones. Una cría y su progenitor. El pequeño con el plumón blanco todavía en su pecho solicitaba sustento piando, exigiendo una miga del trozo de pan que estaba en el suelo. Movía sus alitas persiguiendo a su madre a través de todo el balcón. De vez en cuando ella se agachaba y ofrecía ese cachito que a su hijo le parecía el más exquisito manjar y que le hacía abrir la boca desesperado a fin de tragar la comida.
Dos gorriones, nada más.... dos gorriones.
Miré por la ventana y allí estaban dos gorriones. Una cría y su progenitor. El pequeño con el plumón blanco todavía en su pecho solicitaba sustento piando, exigiendo una miga del trozo de pan que estaba en el suelo. Movía sus alitas persiguiendo a su madre a través de todo el balcón. De vez en cuando ella se agachaba y ofrecía ese cachito que a su hijo le parecía el más exquisito manjar y que le hacía abrir la boca desesperado a fin de tragar la comida.
Dos gorriones, nada más.... dos gorriones.
4 comentarios
Anonimo -
buho -
Corazòn... -
;o)
Corazòn... -
;o)