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buho

MADRIGAL

MADRIGAL Mírala, Platero. Ha dado, como el caballito del circo por la pista, tres vueltas en redondo por todo el jardín, blanca como la leve ola única, de un dulce mar de luz, y ha vuelto a pasar la tapia. Me la figuro en el rosal silvestre que hay del otro lado y casi la veo a través de la cal. Mírala. Ya está aquí otra vez. En realidad, son dos mariposas; una blanca, ella, otra negra, su sombra.

Hay, Platero, bellezas culminantes que en vano pretenden otras ocultar. Como en el rostro tuyo los ojos son el primer encanto, la estrella es el de la noche y la rosa y la mariposa lo son del jardín matinal.

Platero, ¡mira qué bien vuela! ¡Qué regocijo debe ser para ella el volar así! Será, como es para mí, poeta verdadero, el deleite del verso. Toda se interna en su vuelo, de ella misma a su alma, y se creyera que nada más le importa en el mundo, digo, en el jardín.

Cállate, Platero... Mírala. ¡Qué delicia verla volar así, pura y sin ripio!

Juan Ramón Jiménez - PLATERO Y YO

2 comentarios

buho -

¡¡Mary!!
También hace muchos años que lo leí y la verdad es una delicia leerlo y envolverse en su prosa, por lo menos para mí.
Un beso.

_Mary_ -

Cuando niña, siempre me agradó leer a "Platero y yo", sabias enseñanzas, excelente lectura.
Saludos desde México.