LENTEJAS TRANSGENICAS
La semana pasada prepare lentejas. Las que me sobraron después de pegarme el hartón padre, fueron introducidas en un recipiente de plástico y metidas en el congelador.
El martes de esta semana, debido a tener que hacer algún recado que otro y dándome cuenta de que no tendría tiempo para preparar la comida, decidí sacarlas para que se descongelasen. Cuando, a eso de las 13:30, regresé a casa encontré que dentro del recipiente solamente cohabitaba un líquido oscuro junto a unos efluvios que ciertamente apestaron mi nariz.
Vamos, que terminé comiendo arroz blanco con tomate y un huevo frito.
Las explicaciones a lo sucedido fueron variopintas. Que posiblemente estaban hechas genéticamente y debido a ello al descongelarse se habían descompuesto, que me había olvidado de meter las lentejas, que teníamos duendes en casa, que habían venido los cacos y se las habían comido (este último razonamiento made in Ibon)....Vamos que nos reímos hasta hartarnos, pero lo cierto es que ninguna de las explicaciones me convencía. Es que, por más que rebusqué en el líquido, con la mano pinzándome la nariz, no encontré siquiera una triste piel de lenteja.
El jueves, a primera hora, buscando un trozo de carne de ternera para hacer garbanzos y sopesando seriamente la tamaña posibilidad de congelar los que me sobraran (resulta que me imaginaba otra vez haciendo comida a última hora), me encontré con las lentejas en otro cajón del congelador.
Resultaba que el líquido nauseabundo era un caldo guardado para algún guiso que, imagino, debió pasarse de fecha.
Llevaba dos días preguntando a diestro y siniestro si me podían dar una respuesta científica al asunto y resultó que había cogido un recipiente equivocado.
Misterio sin resolver, resuelto.
El martes de esta semana, debido a tener que hacer algún recado que otro y dándome cuenta de que no tendría tiempo para preparar la comida, decidí sacarlas para que se descongelasen. Cuando, a eso de las 13:30, regresé a casa encontré que dentro del recipiente solamente cohabitaba un líquido oscuro junto a unos efluvios que ciertamente apestaron mi nariz.
Vamos, que terminé comiendo arroz blanco con tomate y un huevo frito.
Las explicaciones a lo sucedido fueron variopintas. Que posiblemente estaban hechas genéticamente y debido a ello al descongelarse se habían descompuesto, que me había olvidado de meter las lentejas, que teníamos duendes en casa, que habían venido los cacos y se las habían comido (este último razonamiento made in Ibon)....Vamos que nos reímos hasta hartarnos, pero lo cierto es que ninguna de las explicaciones me convencía. Es que, por más que rebusqué en el líquido, con la mano pinzándome la nariz, no encontré siquiera una triste piel de lenteja.
El jueves, a primera hora, buscando un trozo de carne de ternera para hacer garbanzos y sopesando seriamente la tamaña posibilidad de congelar los que me sobraran (resulta que me imaginaba otra vez haciendo comida a última hora), me encontré con las lentejas en otro cajón del congelador.
Resultaba que el líquido nauseabundo era un caldo guardado para algún guiso que, imagino, debió pasarse de fecha.
Llevaba dos días preguntando a diestro y siniestro si me podían dar una respuesta científica al asunto y resultó que había cogido un recipiente equivocado.
Misterio sin resolver, resuelto.
6 comentarios
Daniel -
buho -
Un beso
Corazón: Sí, de verdad es que cuando aparecieron las lentejas no podía parar de reirme. Me entró un ataque de risa, de esos que te tienes que agarrar la tripa.
Besitos.
Corazón... -
Igual imagino tu risa al descubrir el gran misterio Jajaja, Un beso y feliz día :)
;o)
Brisa -
Un beso de risa :) que falta hace XDDD
buho -
Un beso
GreGori -
Aunque yo no me quejaría, porque el arroz a la cubana me encanta :-)
(Aunque las lentejas y los grabanzos también)
Besos