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LA PINTURA

LA PINTURA Comienza una nueva pintura; el lienzo está blanco y en la paleta se mezclan los colores que esperan ser colocados en orden. Todavía están atontados ya que hacía meses que no los utilizaban. Se quedaron como dormidos, en letargo, descansando de tanta actividad y de tanta luz. Ahora, de nuevo en acción, se pelean los unos con los otros para conseguir mayor protagonismo.

El pintor dibuja unos trazos que serán la base de la mezcolanza de la imagen, que ansía por salir de las manos del artista. Está decidiendo qué luz quiere darle al cuadro y sí, la luz de la mañana, quizás sea la más adecuada. Hay que colocar el encuadre; en la parte alta líneas indefinidas sin rumbo, que va dibujando con el carbón, algún monte y delante, el prado.

Ya está más o menos encajado: a la derecha un árbol, detrás los montes y el cielo....verde el monte, azul el cielo y marrones el tronco y las ramas del árbol. Ahora empieza la difícil tarea, dar vida a este boceto que clama por desarrollarse....

El campo se sacia de plenitud, de miles de margaritas blancas teñidos su pétalos de suave rosa y de repente el amarillo chillón hace su aparición: dientes de león que después ofrecen preciosas bolas de mirar transparente. La hierba está tan brillante verde que hace daño a los ojos pero en un instante, se adecuan a su cálida luz, la misma que proyecta el sol que aparta a las pequeñas nubes que corretean sin cesar.

El árbol comienza a llenarse de pequeñas hojas, de brotes nuevos que el pintor va plasmando en suaves toques de color manzana y entre las ramas se deslizan halos casi invisibles de caricias que le tibian la piel.

Tiene en su mano una de esas brujas de los cuentos, de esas que salen entre bosques y sonidos de agua, de esas que los gnomos recogen para adornar la entrada de sus casas. Y sopla y resopla para que salgan volando y aporten nuevos matices al conjunto; se mantienen en el aire con suaves movimientos empujados por las ráfagas de viento y se pierden después en la infinidad del espacio.

El lienzo está completo, el paisaje de ensueño y su alma plena de haber captado ese instante de luz, color, sonidos de pájaros y sentidos que provocan sosiego.

Y el que observa el cuadro: ¿Ya ha captado la esencia? Yo te la explico:
LA PRIMAVERA

BUHO

2 comentarios

alvaro -

impresionante ...
gracias

jesus -

buenisimo excelente felicidades