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buho

¡MÍO!

¡MÍO!

Agarró la vez. El número 8. El turno estaba en el 93. A esperar tocaba. Observaba los ojos de los pescados. Vidriosos. Fijos, estáticos. Desde su posición se apreciaba la piel resbaladiza y escamosa. El 94, el 95. De repente se da cuenta de que no tiene dinero. No se puede pagar con tarjeta. Sale corriendo de la tienda buscando un banco.

Saca la cartera y el cajero escupe el dinero. Con el resguardo en la mano, recorre la distancia hasta la pescadería. Por el camino hace una pelota con el recibo del cajero y lo tira a una papelera. Nuevos pasos.

Un pensamiento pasa por la mente. He tirado la vez de la tienda a la papelera. Me doy la vuelta y la busco. Mis ojos se detienen en los papeles de colores que hay dentro. Meto la mano. Miradas. Ahí está la chica mona, maquilladita y con tacones rebuscando entre la basura. Saco la mano pero no soy capaz de moverme de allí: ¡Cómo tenga que volver a coger número!¡Pues no quiero! Tengo que esperar demasiado.

Así que cuando tengo localizado el papel vuelvo a introducir la mano en la papelera y lo saco hecho un batiburrillo de arrugas. A mi altura una pareja me mira divertida y la verdad, yo me río más. Salgo corriendo y cuando llego a la pescadería una voz dice: ¡El ocho!. Y yo grito: ¡Mío!.

3 comentarios

buho -

Trini: Pues ya te digo yo. A rebuscar en la papelera, como las gaviotas...Lo que hace la falta de tiempo.
Besos
........................
White: Por supuesto, de perder el turno, nada. Que hay que esperar mucho....
Un beso

white -

Hasta ahí podían llegar las cosas, vamos perder el turno, antes loca!
Besito

Trini -

Vamos que no te quitaba el turno ni un huracán ajajaja. Yo habría hecho lo mismo. Si miran...pues que miren, ea.

Besos muchos