CRUCE DE CULTURAS
En un parque, cruce de culturas
en un banco, peinándose entre ellas
mujeres con sus saris de colores mientras
sus hijas juegan con pequeños de ojos achinados.
En otro banco, con el pelo rizado y obscuro
una mujer observa a su hijo jugando
con un niño rubio y de ojos claros,
sin duda están simplemente disfrutando.
¿Por qué cuando se crece se muere la verdad?
buho
en un banco, peinándose entre ellas
mujeres con sus saris de colores mientras
sus hijas juegan con pequeños de ojos achinados.
En otro banco, con el pelo rizado y obscuro
una mujer observa a su hijo jugando
con un niño rubio y de ojos claros,
sin duda están simplemente disfrutando.
¿Por qué cuando se crece se muere la verdad?
buho
7 comentarios
GreGori -
¡Espero que también consiga hacerlo! Es algo que me preocupa, perder algún día la ilusión si me la machacan mucho, pero tengo fe... :-)
Un beso
buho -
Es sin duda muy difícil, te lo aseguro. Cuando te vas dando un golpe tras otro, es muy complicado seguir encontrando motivos para serlo. Pero al final, te das cuenta, o por lo menos yo lo hago, de que yo soy así y que me encanta ser así.
Un beso.
GreGori -
buho -
Gracias linda. Un beso.
buho -
Demasiado niña diría yo. En serio, a veces me gustaría ser mal bicho, por lo menos para responder cuando me quieren buscar las cosquillas. Pues no, al final, respondo con una sonrisa. Bueno, en el fondo me gusta ser así, porque a la gente que me conoce de verdad le llego al corazón y eso es lo que importa.
Un beso.
Corazòn... -
Que bonito texto...y la verdad que cuando pequeños somos, no reparamos en colores, ni clases ni nada, al final lo que se comunica de nosotros es el alma...
Tan puro es el sentimiento como nosotros mismos... cuando crecemos perdemos la frescura... permitimos que se evaporen muchos valores. Pero como dice Wolf...todavìa habemos unos muchos en la vida...
Un beso y abrazo muy fuerte...q estès muy bien.
;o)
FreeWolf -
Yo lo había observado a través de mis hijos y el colegio: cuando eran pequeños todos los padres y madres que por allí estábamos también esperando a la puerta nos dábamos palique mientras esperábamos a que salieran, (bueno suelen ser las madres, la verdad). Según fueron creciendo cada uno llegaba justo a la hora, y con un hola o movimiento de cabeza lo hacíamos todo. Y ahora que ya no los vamos a buscar, si nos vemos por la calle cuesta arrancar el saludo de los labios...
Pero afortunadamente "los habemos" todavía con el alma niña.
Una sonrisa