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Sensaciones

ESTIBALIZ

ESTIBALIZ

Esperpento desatinado en piedra tallado

el dentudo saliente bajo el campanario,

sobria roca que unge un pequeño cerro

con la cruz latina de planta y modelo.

Medieval templanza de gruesos muros

divide su torre en dos, un tejaroz,

ante el que los novios posan sonrientes

mientras los invitados arrojan arroz.

Eternidad alberga divina estructura

entre palabras ocultas tras esculturas,

tan sobria y digna que destila miedo,

escondido ante un omnipresente silencio.

La estela de la iglesia, entre árboles se alza

guardando los siglos insignes batallas,

tu cuerpo encinto de sueños embarga,

Estibaliz de piedra, Estibaliz de plata.

VINCULO ENTRE TERAPIA Y FASTIDIO

VINCULO ENTRE TERAPIA Y FASTIDIO

Un vínculo entre terapia y fastidio,

porque a él no le duele

y mientras hurga en las entrañas del juicio

surgen, interrogantes anodinos:

¿Y si agarro la puerta y me voy? Pero  entonces, ¿a qué he venido?

¿A curarme o a conjurar sapos y culebras?

Justo ha encontrado el punto del suplicio,

el que obliga a dar la vuelta en la cama,

porque no hallo postura ni sitio.

El sapo palmotea la carne, mientras la culebra se desliza sinuosa

atacando una y otra la piel

y yo, deseando que acabe el masaje,

cuya esencia me acumula hiel.

Sin aviso, un brusco movimiento,

anotando suspiros y crujidos el cuello,

y mi cabeza empieza a dar vueltas y giros

que sugieren tumbarse o irse al suelo.

El masajista me mira desde lo alto

y desde mi incómoda posición le comunico

que le escribiré unos extensos versos rimados,

no sé si de cariño o de gritos ataviados.

Se sonríe, mas no es broma, lo que me duele el hombro y el brazo,

aquí está el poema rabioso, a mi querido terapeuta dedicado.

 

PEDAZO DE CIELO CRISTALIZADO

PEDAZO DE CIELO CRISTALIZADO

Lámpara de la entrada del museo de Arte Moderno Artium de Gazteiz-Vitoria 

Un pedazo de cielo cristalizado,

transparencia adornada de lloros, colgaba sobre los ojos.

Reflejos en el aire moviéndose retozones.

Y chocando entre ellos, lluvia contra lluvia,

bohemios globos de aire soplado

en armonía de pompas de vidrio.

Sin llorar, suenan las lágrimas de cristal encantado,

rozando apenas sus cuerpos,

como mariposas en copa de hortensia,

obnubilados de nítida visión.

Y bajo ellos, soñaba con pasar la mano,

acariciando su manto de romas estrellas,

aunque sólo fuera un instante.

Saciando la mirada y el sonido, lo que no pudo ser.

JUGANDO

JUGANDO

Cada día a distintas horas, encuentra la mesa blanca como amiga. A ella le cuenta confidencias y en ella, descansa los brazos, apoyándolos en su lisa superficie.

Y la mesa, junto a la ventana, que casi siempre tiene los postigos cerrados cuando llega a la biblioteca. Los abre y contempla la pared de la iglesia, altiva y pétrea. Piedra que el tiempo ha contorneado en aguas de colores, provocando dibujos a lo largo de su alta presencia. Frente a ella, la pared de una casa con los balcones pintados de azul albergan macetas con flores alegrando el ambiente.

............................

Hoy sueño con la ventana, y sueño despierta. La ventana es vieja, de dos hojas, y en cada una de las mismas, el cristal se divide en tres partes, tres cristales por hoja. En el camino de mis ojos, el cristal es un cuadrado perfecto, enmarcado por un listón de madera. Y el cuadro que se presenta detrás, grande, muy definido en el volumen de su ente, con el tamaño encajado en la escala precisa.

Estoy de pie, y sin mover el cuerpo inclino mi cabeza para observar el cuadro del cristal que está debajo. Sólo veo la solera del balcón, un poco de barandilla y las piedras de la empedrada calle y la superfcie transparente, a pesar de ser cuadrada, me ofrece una perspectiva distinta, proyectando un pequeño lienzo. Y si subo la cabeza, veo al cielo intentando ser el protagonista de la noche que se avecina, un poco del muro de la iglesia y el tejado de la casa. Y también se le observa diminuto a este cuadro, por otro de los cristales de la ventana.

Pienso que si me agacho, la imagen del de abajo se haría grande, como la del cristal del medio, o si me subiese en una escalera, la de arriba... Pero cambiarían los elementos de lo que viera. Abajo, dejaría de apreciar las piedras de la calle y vería otra parte del muro de la iglesia...

Me gusta mirar así, me encanta jugar con las perspectivas, darles formas distintas, moverme para encontrar otros puntos desde los que apreciar cosas de distinta manera.

AMARSE

AMARSE

He cogido una hoja del suelo. Es sencilla y bella a la vez. Sin más. No le hace falta nada para seguir siéndolo. Aún después de finalizado su periplo de vicisitudes está mostrando que con sólo una ráfaga de viento es libre.

La hoja nace en primavera y tierna, se va agrandando en espíritu y tamaño y aterciopelada, va creciendo hasta convertirse en plenitud que muestra el verano en rumor de roces, de rayos de sol bailando entre nervios que tililan fulgor.

Y en otoño, comienza a transformarse en disconformidad arcoiris de ocres cargada en rojos, naranjas, amarillos y marrones. Pierde ternura, mientras las esquineces se presentan en patas de gallo doblando las uñas. Abandonadas a su suerte, terminan arrebujadas unas contra otras, bailando desnudas en arte de vejez.

Y el año que viene nacerán otras.

Así deberíamos vivir las personas, en ternura temprana que terminará en un arte, en un quererse por encima de edad, de pautas y modas. Una hoja que todavía está en el árbol esperando saber terminar la vida con la esperanza de la hoja que se quiere a pesar de ganar en arrugas. Y finalizar con la dignidad que lleva un camino de viento y estrellas.

SALUDOS DE LA MENTE

SALUDOS DE LA MENTE

Soy esa desmelenada, otra vez
interrogante pregunta,
que abre un abanico en esquivas dudas,
planteando al sosiego, enmiendas.
Tú, osamenta,
que albergas sesos
destilados de sangre saciada
en soledad que sólo yo conozco.

No busques más que sabes, ladina,
hallar lo que no existe.
¿Le voy a cuestionar un futuro
en sinfín de sinsabores?
¿O prefiero los que ya conozco?

¿Acaso no escuchaste o no viste?
¿No sentiste ni paladeaste en los surcos
que te rondan, los dos tipos de lechugas?
Pues goza de unas y también de las otras.
Porque son igual de intensas
y de maravillosas.
Pero entre las dos, ahora y luego,
existirá el silencio.

DIA DE DIFUNTOS

DIA DE DIFUNTOS

Macabro día el que te cede la musa,
el de las rutilantes estrellas del subsuelo profundo
o el del cielo que alberga almas soberanas de grandeza.
Sin ánima o con ella,
polvo rodeado de tuétanos difuntos de vida,
escondidos bajo piedras de piel caliza.
De flores envueltos los sudarios
retornan alegría al cementerio
en este lúgubre día.

EL SOBRE

EL SOBRE

Me dejan un sobre.

Entre un montón de tantos
vislumbro mi nombre,
pero también que ese cubículo
ha sido hurgado en sus entrañas.

Ni un sucinto disimulo ni nada,
le han roto el pegajoso precinto,
reduciendo la escasa privacidad
a piel devorada de escamas.

Yo me pregunto: ¿Qué vida tienen
aquellos que se han divertido,
buceando sin vergüenza laberintos
ajenos, lejanos a sus inquietudes?

¿O es que el camino de los demás
es más apasionante que el de uno mismo?

AGUR, JAUNA

AGUR, JAUNA

Veo tus manos sobre el piano,
tocando sin descanso maderas negras.
Decías: Yo no soy racista,
pero sólo sé tocar esas.

Mi mente tiene el sonido
de una canción, el recuerdo golpeando:
"Yo tengo unos ojos negros",
mientras el mandil rodeaba
al que no sabíamos, se iba apagando.

Organizaste la comida,
con el mal haciéndote daño
y adornado de lustrosas cerezas,
acariciaste el agradecido piano.

Unión nos trajo tu encuentro,
en expectante movimiento de dedos,
abrazo continuado de alegría y pena,
pianista de las teclas negras.

Para Manueltxo

LA VIDA DE TODOS LOS DIAS

LA VIDA DE TODOS LOS DIAS

Se llenó de agua y espuma, mientras la estancia se condensó de calor. Despacio, según iba albergando en su seno la acuosidad de la transparencia, se sintió plena de utilidad destinada al baño, la bañera. La temperatura fue subiendo mientras los dos miraban las pompas de jabón alzándose en amorfos aposentos de cálido acogimiento. Cuando ya desvistieron sus cuerpos, el ambiente teñía la mámpara del baño en atónita pizarra de dibujos animados.

Se metieron en el interior y después de acomodar la piel al agua enjabonada, destinaron sus deseos a jugar con los utensilios escondidos en un bote: una barquita, una regadera, el muñeco que, dándole cuerda, sabe nadar, y las pelotas de goma. Sumergían la regadera, y después de convertirla en una pesadez de movimiento, se la desparramaban el uno al otro por la cabeza en sinfín de gestos divertidos recogidos en sus caritas sorprendidas.

.........................

Oculta tras la puerta, tras una pequeña rendija, me saciaba viéndolos moverse y escuchando sus conversaciones.

Mis chicos, como los llamo a menudo, convierten un gesto de todos los días, en un ritual desestresante para mis adentros, porque los veo comportarse como son, sin tapujos, con la naturalidad de un padre bañándose con su hijo. Y yo fuera, deseando que me llamen para formar parte del trío, ya que me toca la toalla y sacar al peque de la bañera, pelearme con sus rizos, con su inquietud...

MOMENTOS

Sólo fue un instante, en aquella huerta, en un momento en el que, entre toda la algarabía existente, tuvo que acercarse al coche a fin de recoger una bolsa. Allí, en el camino lleno de barro, se sació de aire y miró a lo alto observando todas las revoltosas que le daban la bienvenida.

Verde propio del estío,
movimiento desordenado más armónico,
complementaba la coyuntura del momento.
Así que cerró los ojos
y las paladeó con el tacto y el oído.
Se sintió una más
mientras el viento la acariaba,
escuchando el roce, piel contra piel,
de ramas y hojas jugando alborotadas.

La imagen se aprecia más después de abrir los ojos

MIS MARIPOSAS

MIS MARIPOSAS

A veces me gustaría no tener intuición. Desearía no tenerla. Algunos lo llamarían presuponer cosas. Quizá sería menos preocupante mi mente, o no le daría tanta importancia a ciertos comentarios de gente que me rodea. Pero son esas cosquillas que me dan vuelta en el estómago cuando los oigo, las que me ponen alerta, las que hacen que después esté días, dándole vueltas a lo mismo.

¿Por qué esto o por qué lo aquello? ¿O por qué lo de más allá?

Y no es que busqué encontrarlas, es que vienen. Nacen de una frase, de una palabra y por supuesto, dependiendo del contexto y de con quien y donde me halle. Podré oir montones de conversaciones, de suspiros y charlas, y de repente allí aparecen, como mariposas girando y brincando dentro de mi barriga. Van acompañadas de colorines de diversos matices que ahora viven en mi día a día.

Luché contra ellas, las negué, las arrinconé, diciéndome que no eran reales, que eran producto de mi fantasía. Abandoné en una esquina una parte muy importante de mí misma, para dar más importancia a lo que me decían los demás.
Aquello provocó insomnio, desazón y un sinfín de síntomas que no quisiera volver a recordar y sólo cuando decidí volverles a abrir la puerta, comenzó a desaparecer aquel malestar hasta estar, hoy por hoy, eliminado por completo.

Decirlo, comunicar cada una de dichas voladoras atravesando mi interior en esos momentos, opté por dejar de hacerlo. Dedicarme a ellas cuando se asoman, y rendirles mucha honra, eso sí, porque forman parte de mí.

EL CRISTO

EL CRISTO

Subió las escaleras con el chiquillo detrás,
más cuando deslizó su andar sobre la piedra
estaba sola.

- Ven aquí, ¿dónde estás?
Sólo silencio retornó al oído.
Retornó sus pasos imaginando un escondite
en el que las risas albergaban
algarabías y sueños.

Salió del coro y allí, en un banco,
perlados los ojos de lágrimas,
lloraba la carita rosada de emoción embargada.
Y mientras le recibía en los brazos,
le preguntaba asombrada, que era lo que sentía
para temblar así el cuerpo y tililar el alma.

- No quiero entrar ahí. Tengo miedo- decía.

Se levantó ella, los lloros el pequeño renovando,
y se colocó ante la puerta interrogante
tratando de averiguar los motivos del llanto.

Sobre la pared situado, unos pies clavados,
estatua enorme de un Cristo con la piel sangrando.
Recordó el silencio de ella misma,
cuando niña veía cruces, y cerrando los ojos,
recorría el cuerpo las distancias, rápido,
para salir de la estancia donde allí se hallaba.

Lo sacó de la iglesia y durante varias noches,
su mente en sueños lloraba, mientras lo acunaban.
Pasará el mal sueño y con los años volará también
la angustia que tienes, al ver un clavado en la cruz.

Aunque yo siempre me pregunto
porque hacen estatuas tan grandes.

HUELE A MAR

HUELE A MAR

Huele a mar, a algas y arena.
Sal que penetra como cloroformo
por los caminos de la nariz,
ansiosa de paladearla.

Huele a mar,
brisa que transporta el aire.
El chiquillo trae un caracol
en cuyo interior un cangrejo reside.

Y dirigido el cuerpo
a bañarse de agua salada
y granos de arena infinitos,
huelo a mar.

EL SILENCIO QUIERE GRITAR

EL SILENCIO QUIERE GRITAR

Sólo yo sé lo que pienso.
Y lo que siento.
Y lo que pienso se reúne
con los sentimientos, en animada charla.

El silencio quisiera gritar, mas calla.
A veces escribe y se explaya
buscando caminos sobre el papel.

Allí, de alaridos se calma
pero quizás llegue un día
en el que no aguante más la carga.

Y se pondrá a chillar, histérico.
Le dirán que ya no es silencio.
Shhhh...¡Cuidado, que algún día grita!

SONRISA

SONRISA

Hoy quiero sonreirte.
Y he cerrado los ojos para sentir
como trabajas en mi interior.

Al hacerlo te imagino enfadado conmigo,
por las veces que te hago latir
con rabia o tristeza.

Así que he decidido, en armonía con lo que siento
sonreirte todos los días.

Dedicarte una sonrisa, mi corazón.

CEREZA

CEREZA

Redonda achatada.
Bermellón encarnada.
Recojo tu lisa piel entre deseos.
Tu ente, ante mis ojos giro
para deleitarme de tu extraño brillo.

Rabo verde que acompañado de otro,
cuelgo de la oreja cual zarcillo de oro,
para al rato retirarte de la fruta, deseosa
de abandonar tus dulzuras en la boca.

Dentro ya, la lengua rebosa libidinosa
dando vueltas el orbe color rojo
que ante un mordisco demuestra carne carnosa
de jugos apabullante envuelta en cera. Cereza tierna.

NO ES MI CAMINO

NO ES MI CAMINO

Ahí está otra vez ese muro
que a recapacitar, me obliga.

Como si la mariposa volviese
a meterse en un capullo de dudas
y envuelta en seda, quisiera dormitar.

Como si una delicada flor,
encerrase en la noche sus pistilos
y no permitiera a la temprana luz, abrirlos.

Quizá debiera aceptar que soy
quien mi intrincada mente quiere ser,
pero si lo hago terminaría nadando,
en la misma mugre que surqué antaño.

Y no quiero. Amarme implica,
trabajar por abrir amplios senderos,
entre agua que transcurre clara y cristalina
de momentos que insté hace tiempo, eternos.

Y no quiero porque juré vivirme.
No que me sintieran otras manos
cuyo camino sin duda, no es el mío.
Para todo y para nada, no es el mío.

BAILO

BAILO

Bailo sola.
Y mientras lo hago los sueños navegan
en realidades reflejadas.
El espejo devuelve una risueña imagen
contorneando la cadera
y moviéndose con despego.

Me observo y deteniendo la danza
me confirmo mi peor enemiga
y mi más querida amiga,
que se deja vencer doliendo
para después respirar y alzar el vuelo.

Y con una cómplice sonrisa,
retomo la insinuación del cuerpo,
desmadrándome.

Y bailo.

MEDUSA

MEDUSA

Líquido que te rodea.
Parece que flotas en fluído inconstante.
Sobre el cuerpo una flor anclada
como si la hubiesen tatuado.

Vuelas diría, más nadas cual pez moviendo aletas.
Giras y conviertes
en una forma libre de barreras
blandiendo gelatina, tu ente.

Encierro mis ojos en tu vaivén
de expresión corporal y me dejo llevar
al mundo de la ilusión.
Para sentirme flotar como tú.