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PATOS

PATOS

¡Vamos a la guerra!
Y todos como buenos patriotas, partieron.
Y así, Afganistán e Irak se vieron invadidos de sus defensores...
Se cierran los ojos mientras los israelíes bombardean Palestina y Líbano....

Pero eso sí, los estadounidenses, tienen que defender a ultranza el degradante trato que sufren los patos, al ser sobrealimentados para conseguir unos hígados voluminosos a fin de elaborar del foie. Y en Chicago ya han prohibido la venta de dicho producto, decisión que seguro, sigue todo el país. Que me parece muy bien, pobres patos, lo que van a sufrir...

Y los europeos nos preocuparemos por otra cosa que tendrá tamaña importancia.... Así nos luce el pelo... Así nos luce...

REALIDAD TANGIBLE

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Rosetón en la concatedral de Cáceres

En la pared de iglesia se desbordaba la luz
penetrando por el rosetón adornado de color.

En la pared de piedra, una ventana velaba
por alumbrar la penumbra interior,
en exquisitos rayos ayudando
a apreciar las motas de polvo volando.

Y en el suelo, notas reflejando el cristal
envuelto en plomo, iluminaban tumbas grabadas.
A contraluz, mi yo se permitió soñar
con los sentimientos en armonía.

Retornó un amado deseo
que sólo se permite en los sueños
dejando la pregunta en suspenso:
¿Realidad de hadas o fantasía alada?
De luz embargada, se llenó el alma.

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MIS MARIPOSAS

MIS MARIPOSAS

A veces me gustaría no tener intuición. Desearía no tenerla. Algunos lo llamarían presuponer cosas. Quizá sería menos preocupante mi mente, o no le daría tanta importancia a ciertos comentarios de gente que me rodea. Pero son esas cosquillas que me dan vuelta en el estómago cuando los oigo, las que me ponen alerta, las que hacen que después esté días, dándole vueltas a lo mismo.

¿Por qué esto o por qué lo aquello? ¿O por qué lo de más allá?

Y no es que busqué encontrarlas, es que vienen. Nacen de una frase, de una palabra y por supuesto, dependiendo del contexto y de con quien y donde me halle. Podré oir montones de conversaciones, de suspiros y charlas, y de repente allí aparecen, como mariposas girando y brincando dentro de mi barriga. Van acompañadas de colorines de diversos matices que ahora viven en mi día a día.

Luché contra ellas, las negué, las arrinconé, diciéndome que no eran reales, que eran producto de mi fantasía. Abandoné en una esquina una parte muy importante de mí misma, para dar más importancia a lo que me decían los demás.
Aquello provocó insomnio, desazón y un sinfín de síntomas que no quisiera volver a recordar y sólo cuando decidí volverles a abrir la puerta, comenzó a desaparecer aquel malestar hasta estar, hoy por hoy, eliminado por completo.

Decirlo, comunicar cada una de dichas voladoras atravesando mi interior en esos momentos, opté por dejar de hacerlo. Dedicarme a ellas cuando se asoman, y rendirles mucha honra, eso sí, porque forman parte de mí.

BUHO

BUHO

Crecer.
¿Qué es eso?
En edad o en sabiduría.
Podría tener cincuenta
para ser un cero a la izquierda.
O cumplir cuarenta
y comportarme repleta de virtudes.

Lo inteligente o lo éstúpida
que puedo llegar a ser,
completa mi mío, rellena mi yo.

Empática y receptiva,
o absurdamente pasota.
Soy y me acepto.
Dudaré de muchas cosas, momentos
y situaciones.

Pero de lo que siento por dentro,
de lo que mi cuerpo me dice,
ya no puedo.

EL CRISTO

EL CRISTO

Subió las escaleras con el chiquillo detrás,
más cuando deslizó su andar sobre la piedra
estaba sola.

- Ven aquí, ¿dónde estás?
Sólo silencio retornó al oído.
Retornó sus pasos imaginando un escondite
en el que las risas albergaban
algarabías y sueños.

Salió del coro y allí, en un banco,
perlados los ojos de lágrimas,
lloraba la carita rosada de emoción embargada.
Y mientras le recibía en los brazos,
le preguntaba asombrada, que era lo que sentía
para temblar así el cuerpo y tililar el alma.

- No quiero entrar ahí. Tengo miedo- decía.

Se levantó ella, los lloros el pequeño renovando,
y se colocó ante la puerta interrogante
tratando de averiguar los motivos del llanto.

Sobre la pared situado, unos pies clavados,
estatua enorme de un Cristo con la piel sangrando.
Recordó el silencio de ella misma,
cuando niña veía cruces, y cerrando los ojos,
recorría el cuerpo las distancias, rápido,
para salir de la estancia donde allí se hallaba.

Lo sacó de la iglesia y durante varias noches,
su mente en sueños lloraba, mientras lo acunaban.
Pasará el mal sueño y con los años volará también
la angustia que tienes, al ver un clavado en la cruz.

Aunque yo siempre me pregunto
porque hacen estatuas tan grandes.

DE VACACIONES

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Vista desde el Castillo de Olivenza (Badajoz)

Pocas, muy pocas veces en mi vida, he tenido la ocasión de volver de vacaciones al mismo sitio. Bueno, cuando era una niña si que repetíamos, pero, desde los ojos de una niña, ese período de fiesta siempre era una maravilla.

Recuerdo la primera vez que fui a Extremadura y la segunda. Mi pareja y yo eramos novios y siempre teníamos que estar supeditados a su familia, que era a la que visitabamos y además, la presencia de su madre nos cortaba las alitas para hacer lo que nos viniera en gana. Ante la posibilidad de volver allí, le plantee diversificar las vacaciones. Sabía que, sin lugar a dudas, ibamos a estar con su familia (todos sus ascendientes son de Olivenza, en Badajoz), pero me apetecía poder conocer los pueblos y lugares y lugares de la zona, y además procurar alojarnos en alguna casita rural cercana.

Pues como siempre (podría exceptuar unas vacaciones en Tarragona, en las que Ibon se puso enfermo y llovía tanto que nos volvimos antes de tiempo) acertamos de lleno. Bueno a la ida, decidimos ir por Madrid porque yo estaba deseando visitar Toledo, ciudad que, a pesar de estar sólo unas horas, colmó mis anhelos.

Después, la pequeña casita situada en la carretera entre Badajoz y Cáceres, concretamente en el pueblo La Roca de la Sierra, resultó una delicia. www.valdevilano.com Todos los días su dueña nos preparaba unos molletes de pan tostados en los que untábamos mantequilla y mermelada y también una pringue que se hace por esas tierras con carne de cerdo, grasa y pimentón. Y yo, que casi nunca desayuno, dále que te pego. Aparte de la piscina y el servicio excelente.

Y después salíamos a la aventura, por decir algunos, Cáceres, Trujillo, Badajoz, Olivenza, Zafra, Jerez de los Caballeros, Mérida... Comíamos donde nos pillará y procurábamos volver al pueblo hacia las cuatro de la tarde, donde nos bañábamos, y partiamos rumbo a Badajoz, Olivenza o San Francisco de Olivenza a pasar un rato con la familia. Y como poco nos daban las doce de la noche cuando volvíamos a dormir. Eso sí, cada tres días, un descanso obligado, porque el cuerpo no podía más.

No sé si hemos descansado o no, pero lo que si sé es que nos lo hemos pasado pipa, con la familiaridad de los habitantes de esas tierras, con la visión de los dorados campos. Golondrinas, alcornoques, iglesias, aljibes y alguna que otra sorpresa han acompañado nuestras vacaciones.

Habrá que esperar al año que viene para otras, pero todavía me doy el gusto con éstas.... Tengo el frigorífico lleno de dulces y chorizos... Ñam, ñam...

ALCORNOQUE

ALCORNOQUE

Desnudos en el calor estival
por tu piel arrancada,
a la fuerza desangrado el corcho
que forma la corteza del tronco.

Rojo te quedas, alcornoque,
ante la luz que acaricia
una esencia que a veces, se pregunta
si es buena para ella misma.

Porque te arrebatan un pedazo
como si nada ocurriera, nada,
para después volver a las andadas
como fuente líquida de agua pasada.

INFINITO COLOR

INFINITO COLOR

Se encargó de buscarse un color
de la explosiva paleta ofrecida.

De la tierra arada buscó un pardo
y del trigo sembrado, dulce verdor,
y en verano, el dorado apabullante
destacó en armonía, exquisito primor.

Alcornoques desnudos de corcho,
olivos cargados de aceitunas al sol,
encinas, sus ramas tirando bellotas
destinó en arcoiris el amado calor.

Tierra extremeña, de ganado habitada
encontró el campo su tierno color.

BESITOS A TODOS

Tomo un descanso de unos días.
Vacaciones y relax.
Besitos a todos.
Hasta la vuelta.

LUZ DE ESPERANZA II

LUZ DE ESPERANZA II

Y además la lógica, pero angustiosa caída en la cuenta, de que detrás de ella ya no había nada. Su padre todavía resistía el combate con la vida, pero enfermo, era su corazón el que tenía que resolver todos los asuntos cotidianos. Y era la aceptación de que en el camino hacia su pasado, quedaba ella, y ella, y ella...

Pero en aquel instante, una luz se coló por el pasillo, una luz que pasó de largo del pequeño habitáculo. La sintió caminar por el lugar y de un salto se incorporó a recibirla. Había llegado a entrever un casco de moto acompañándola y al instante supo que era ella.

- Mi madre ha muerto-le dijo horas antes. Y escuchó al otro lado de la línea, silencio, incredulidad, tristeza y llanto.
-¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no me has llamado?

Y ahora se presentaba, a sabiendas de sentir que no iba a pasarlo un buen rato. Y ella, que estaba apoyada en el quicio de la puerta, se quedó mirándola con cara de esperanza, mirándola, mientras los ojos intentaban contener el torrente que quería desbordarse. Y la esperanza se abrió, se dejó escapar por todos rincones del alma, como cuando una bombilla se mete en una caja llena de agujeros y por ellos despide explosiva luminosidad y se va rompiendo la caja haciéndose cada vez más grandes los huecos por los que sale la luz blanca. Porque llegó lo que ansiaba en un abrazo al que se rindió, permitiendo desatarse toda la congoja que las dos llevaban dentro.

En ese abrazo se rompieron los nudos que llevaban demasiados años atados, que piel contra piel, decidieron deshacer para convertirse en un sentimiento de dicha, por volverse a encontrar. Nunca olvidará ese abrazo, ni lo que sintió cuando, al borde del ataúd, su amiga lloraba.

-¿Por qué lloras?-le preguntó, pensando que se acordaba de su hermano, muerto unos años antes.

-Lloro por tí y por tu madre.

Dentro de ella, una sensación extraña se adueñó de todos sus sentidos. Es como que se abriera el universo o que los pájaros trinasen fuertemente. Como si en el interior, todos y cada uno de los rayos de aquella luz que había entrado por la puerta, hubieran dedicado su camino a buscar la manera de penetrar en un corazón que se sentía roto. Y fue cuando se dió cuenta de que no estaba sola, de que la sensación de angustia parecía que hubiera decidido marcharse. Charlaron durante largo rato aquel día y al siguiente y otros más, hasta que la calma retornó.

El tiempo pasa, inescrutable, adoptando diversas formas y senderos para hacerse notar, y el tiempo hace recuperar unas alegrías y perder otras. A veces se juntan, y recuerdan aquel momento vivido hace casi tres años. Y siguen brotando las lágrimas, lágrimas que ya no lloran tristeza sino felicidad de encuentro. Y se juntan las manos y se abrazan los cuerpos sin pedir nada, porque no hace falta, porque sale sólo con una mirada, con un hola.

A ella le encanta tenerla por amiga. Cada una tiene su vida, su familia, pero la sensación, cuando están juntas, es la de vivir de nuevo, interminables noches tomando un té con leche... Subir a ver a la familia, compartir un café con sus padres y con sus hermanas, demuestra lo que son la una para la otra, lo que han sido siempre. Que aunque el camino se bifurcó volvió a unirse y que, aunque pasen los años, seguirá siendo una unión en cada llamada, en cada abrazo.

LUZ DE ESPERANZA I

LUZ DE ESPERANZA I

Llevaba horas allí sentada esperando a que una mano amiga llegara, a que alguien especial entrara por aquella puerta. Alguien con quien poder desahogarse de las sensaciones que llevaban dando vueltas como en una noria por el interior del cuerpo. Pero no llegaba. Escuchaba voces a su lado, voces que en el fondo, sonaban lejanas, difusas, relegadas a una niebla espesa de charla sin sentido. Y por dentro se sentía morir, como el mismo cuerpo al que estaba velando porque se notaba tan aplastadamente sola, que los sinsabores de la vida le parecían dulces comparados con el sentimiento que revoloteaba en aquellos instantes.

El teléfono no paraba de sonar ofreciendo palabras de consuelo que no llenaban el espacio vacío de la mente. Diversas llamadas se almacenaban en sus oídos, cansados de escuchar "lo siento" al otro lado de la línea. Se daba cuenta de que los que llamaban no conocían nada de ella, de su vida, de sus necesidades, y que a todos les parecía que con unas palabras era suficiente. Soledad, tan rígida, que gritaba en el interior de la cabeza y del mismo alma, expuesta a puñetazos de rabia.Y aquel olor, que se metió en los huesos a través de la nariz, que días después le obligó a tirar un champú al cubo de la basura, aquel concentrado olor, nauseabundo, que con el tiempo, no ha conseguido quitarse de la pituitaria.

Comentarios, fíjate, qué ataud más majo, ya no hacen las cosas como antes, qué detalles, es una maravilla... Mientras, ella guardaba silencio, y al llanto que de vez en cuando salía, respondían con nuevo silencio, con un no te pongas así, es ley de vida.

¿Quién? ¿Quién iba a venir a darle un abrazo? ¿Quién iba a recibir su dolor y hacer que pudiera salir el nudo que tenía en la garganta? Eran las únicas palabras que se le agolpaban pugnando por salir, las que sabía que quien allí estaba, no iba a entender.

-Vamos a comprar algo para comer- le dijeron.Y allí se quedó, sola, constante en su furia, de darse cuenta de lo que tenía en la vida. Es en esos momentos cuando más se entiende lo que se tiene o lo que se puede tener de los demás. Es entonces cuando uno ha de percatarse de que en esta vida, te has de sacar las castañas del fuego tú mismo. Es cuando has de cerrar los ojos y llorar por dentro.Y allí, apoyada en un sofá de color azulón, con un calor que derretía piel y camino, se permitió un descanso, al dejar de sonreir y de decir que estaba bien.

Y reflexionando se percataba de que en el fondo todos estamos bien, o creemos estarlo. Todos pasamos por la vida, sonriendo y haciendo ver que nos va de maravilla. Y ciertamente es verdad, porque esa es la realidad de la vida que tan primorosamente nos hemos creado. Pero... ¿Acaso me va mal? La respuesta es no. Pero son los deseos los que matan, los que abandonan la esencia de cada uno en un eco indescriptible de mentiras y engaños a veces, destinadas a uno mismo, a veces a los demás. Son las frustraciones, las que envueltas en envidias, celos y deseos hacen que entonces y sólo entonces, salgan a la palestra las carencias de cada uno. Son ellas las que provocan desazón y las que, cuando aparecen, matan alegrías para mostrar orgullo, asesinan dignidad para acuñar bajeza.

Y pensaba. Meses después, cuando las aguas volvieron a su cauce, cuando encontró un sentido a su existencia, dejó de reprochar a su familia comentarios del tipo "no puedo verla", cuando te das cuenta de que un yo no soy tú y de que cada persona ve las cosas de distinta manera. No querían ver muerta a su hermana y ella no lo aceptó, sólo por el hecho de sentirse sola. Carencias, nada más que carencias.

Continuará...

VIOLENCIA

VIOLENCIA

Mi hija (año y medio) procuramos que nos vea
en los momentos buenos o mejores:
cuando nos abrazamos y besamos,
cuando las cosas discurren con lisura y eficacia,
cuando no hay gritos ni vajilla amenazada,
cuando nuestro roce cotidiano es fluido
y no hay asperezas que nos hagan estallar.
Es obvio que lo otro-lo regular, lo malo, lo peor-
también lo ve, y lo oye; pero creo
que después de todo
no nos las arreglamos
demasiado mal.
Es alegre, nuestra hija; y no hay foto ni momento
en que no sonría.
Le ha dado, quizá por todo ello,
por abrazar a otros críos cuando los ve.
Se lanza sobre ellos, los envuelve
con los brazos y les planta un beso en la mejilla.
A cambio de sus esfuerzos ya le han dado
algún que otro tortazo.
Delante de los ufanos padres en cuestión.
Y ayer llegó, a modo de confirmación definitiva,
la guinda del patrón de conducta habitual:
una niña, algo mayor que ella,
al verla repartir sus holas y sus besos
entre un grupo de críos,
se volvió hacia un niño y le susurró en voz baja:
"Esta niña es tonta".

Me hubiera gustado
estamparle la jeta en el asfalto.
Y a sus progenitores
machacarles luego la cabeza.

Pero a eso
lo hubieran llamado
violencia.

ROGER WOLFE El arte en la era del consumo

HUELE A MAR

HUELE A MAR

Huele a mar, a algas y arena.
Sal que penetra como cloroformo
por los caminos de la nariz,
ansiosa de paladearla.

Huele a mar,
brisa que transporta el aire.
El chiquillo trae un caracol
en cuyo interior un cangrejo reside.

Y dirigido el cuerpo
a bañarse de agua salada
y granos de arena infinitos,
huelo a mar.

EL SILENCIO QUIERE GRITAR

EL SILENCIO QUIERE GRITAR

Sólo yo sé lo que pienso.
Y lo que siento.
Y lo que pienso se reúne
con los sentimientos, en animada charla.

El silencio quisiera gritar, mas calla.
A veces escribe y se explaya
buscando caminos sobre el papel.

Allí, de alaridos se calma
pero quizás llegue un día
en el que no aguante más la carga.

Y se pondrá a chillar, histérico.
Le dirán que ya no es silencio.
Shhhh...¡Cuidado, que algún día grita!

MI AMIGA RUBIA

MI AMIGA RUBIA

Recuerdo cuando estaba en baja forma. Triste, desangelada y sin ganas de nada. La sensación era como si nada de lo que había creído en mis años de vida tuviera sentido, como si los conceptos que habían estado conmigo ya no me valiesen.
Y mi amiga rubia, siempre estuvo allí.

Mi amiga rubia me escuchaba, mi amiga rubia me abrazaba, mi amiga rubia tenía siempre una palabra de apoyo y una de enfado cuando me lo merecía también. Porque fuí una cabezona durante mucho tiempo, pensando en que muchas cosas podían, no, tenían que cambiar. Después me dí cuenta de que no, de que la que tenía que cambiar era yo para seguir hacia adelante. De que no me valía intentar que los demás intentasen cambiar si no querían. Muchos conceptos tuvieron que irse a la basura para poder sobrevivir, para no mentirme más a mí misma y sólo enseñarle mi yo a quien me enseña el suyo. Egoísmo, podría llamarse así, no lo sé, pero me percaté de que no podía ser agua clara, con quien no lo era conmigo.

Y mi amiga rubia siempre estuvo allí, cuando la llamaba para decirle como me encontraba. Clara y limpia.

Mi amiga de los dorados cabellos está triste porque un chico le ha robado el corazón. Tiemblo al escribir esto. Habíamos quedado para cenar y no se presentó porque se sentía mal, debido a que ese chico no le correspondía. Le mandé un e-mail diciendo que él no se merecía que ella estuviera triste cuando igual él se estaba divirtiendo. En cierta manera, también era egoísmo por mi parte por el hecho de no haberla visto y haberla podido ayudar. Pero no la llamé porque sabía que cuando ella se siente mal, prefiere estar sola. De ahí a los días, le mandé un mensaje para decirle si tenía un ratito para quedar y me llamó muy enfadada diciendo que quería estar sola. Respeté su decisión pero me quedé un poco, no sé cómo llamarlo, planchada.

De ahí a los días, le mandé otro mensaje, en la que le hacía ver que a pesar de respetar su decisión, me provocaba tristeza no poder corresponder a la ayuda que ella me había prestado. Me llamó y se que, en cierta manera, la hice sentir culpable de no querer contarme sus sentimientos. Entiendo que cuando te has acostumbrado a solucionar tus problemas sólo, porque nunca has tenido el apoyo de nadie, cuesta mucho abrise a los demás y lo sé, con conocimiento de causa. Nuevamente me pedía tiempo el cual por respeto, le dí, aunque no quería hacerlo.

Pero a los pocos días, un poema llegó a mi correo. Un poema que me hizo ponerme a temblar, a reir, a llorar, a darme cuenta de lo importante que soy para mi amiga de los cabellos dorados. Ella no se puede imaginar lo que tiemblo al escribir estas palabras ni lo que sentí y siento, cuando pasados días me llamó para pedirme ayuda y contarme como se sentía.

Sé que la relación entre dos personas, puede ser muy complicada, si no conectas con el otro lado o con la necesidad del otro. Me alegro de haber sido capaz de darte el tiempo que necesitabas, pero también de haberte dado a entender que estaba incondicionalmente para lo que te hiciera falta. Y me alegro doblemente, porque has querido compartir tus tristezas conmigo. Sonreí cuando me dijiste que te sentías amada y me entristecí cuando te hundiste.

No sé si leerás esto, pero me gustaría que supieras que tus palabras me han llegado muy dentro, hasta el centro de ese corazón que sonrío todos los días.

Un abrazo, linda de los dorados cabellos.

SONRISA

SONRISA

Hoy quiero sonreirte.
Y he cerrado los ojos para sentir
como trabajas en mi interior.

Al hacerlo te imagino enfadado conmigo,
por las veces que te hago latir
con rabia o tristeza.

Así que he decidido, en armonía con lo que siento
sonreirte todos los días.

Dedicarte una sonrisa, mi corazón.

CEREZA

CEREZA

Redonda achatada.
Bermellón encarnada.
Recojo tu lisa piel entre deseos.
Tu ente, ante mis ojos giro
para deleitarme de tu extraño brillo.

Rabo verde que acompañado de otro,
cuelgo de la oreja cual zarcillo de oro,
para al rato retirarte de la fruta, deseosa
de abandonar tus dulzuras en la boca.

Dentro ya, la lengua rebosa libidinosa
dando vueltas el orbe color rojo
que ante un mordisco demuestra carne carnosa
de jugos apabullante envuelta en cera. Cereza tierna.

PORQUE SUEÑO

PORQUE SUEÑO

Porque sueño, estoy contigo.

Porque en una noche desvelada,
me agarraste de los hombros,
y despacio y con calma
me dirigiste hacia la cama.

Porque te busco y te encuentro,
porque me das lo que me hace falta
sintiéndome tiernamente querida,
cuando me enfrento con tu mirada.

Y sobretodo y antetodo porque siento,
que cuando una terrible equivocación
ha osado a interponerse entre los dos,
me escuchas y entiendes mi punto de vista,
valorando mi sentido de la intuición.

Y bailo con tu flor de lavanda,
danzando como ella hacia el sol,
sintiéndome tiernamente querida
derrochando poemas y rotundo amor.

Porque sueño, estoy contigo.

LAVANDA

LAVANDA

Lavanda descarada,
que te contoneas con el viento.
De cuna, el salero de bailarinas moradas
cuyo olor en aroma desparrama.

Ea, ea, se mece,
atrapando en cada vaivén,
viajeras melancolías de dulces mieles
en abejas rozando pétalos, la piel.

Te roban para captar tu esencia,
en bolas, perfumes y colonias,
olor a limpio de tierno tacto
acariciando tu corola, mi mano.

EL MAGNOLIO

EL MAGNOLIO

Miré los solitarios pétalos que recorrían toda la copa del árbol. De color blanco, flores que asemejaban nenúfares queriendo caer a la limpia superficie del lago. Bueno, eso era lo que la imaginación ardía en deseos de sentir.

Pero aquellos pétalos no caían más que cuando, cansados de coexistir con las sempiternas verdes hojas, dejaban ser transportados por el viento. Aquí caía uno y más allí otro, porque la flor se iba deshaciendo. Según le terminaba su tiempo, después de ser visitada por infinidad de abejas, iba diciendo hasta nunca al mundo que había vivido.

Vivió un sueño, un sueño de viento, de agua y tierra, que un buen día despertó para abdicar del esfuerzo y marchitada, descoyuntó sus anhelos para morir en el suelo.

Aquí he hallado su esencia, en un sinfín de soledad depositada en la acera, en el césped, en el subsuelo de un deseo que se sintió morir de mentira escuchada, creada para halagar su alma. Pero el árbol, el magnolio, se encarga de procrear nuevas flores que atraigan a otros sueños.

Levanto los ojos y veo decenas de erguidas solitarias habitando entre las sempiternas verdes hojas.